
En muchas empresas, el mantenimiento de los sistemas eléctricos suele postergarse hasta que ocurre una falla. Sin embargo, esta práctica reactiva puede resultar costosa y peligrosa. El mantenimiento preventivo, aplicado de forma periódica a sistemas como UPS, grupos electrógenos y redes eléctricas, no solo evita paradas inesperadas, sino que también protege la inversión, alarga la vida útil de los equipos y mejora la eficiencia operativa.
Más que una revisión: una estrategia de protección
Realizar mantenimientos preventivos permite detectar signos tempranos de desgaste, conexiones flojas, acumulación de polvo, presencia de armónicos o desequilibrios de carga que, si no se abordan a tiempo, pueden derivar en incendios, pérdidas de información o daños irreversibles a equipos críticos.
Por ejemplo, un UPS sin mantenimiento puede fallar al momento de un corte de energía, comprometiendo servidores o líneas de producción. En cambio, una batería revisada y reemplazada a tiempo asegura continuidad operativa y evita pérdidas de datos. Lo mismo ocurre con grupos electrógenos: una simple fuga de combustible o filtro obstruido puede dejar fuera de operación una instalación entera, mientras que un cronograma de inspección regular evita estas situaciones.
Casos reales, ahorros tangibles
Un cliente del sector logístico evitó una parada de más de 8 horas en su centro de distribución gracias al hallazgo, en un mantenimiento rutinario, de un cable sobrecalentado en una red eléctrica secundaria. El costo de la reparación fue mínimo comparado con los cientos de millones de pesos que hubiera perdido en entregas, horas hombre y reprocesos.
Otro caso: una empresa de alimentos detectó mediante estudio termográfico un sobrecalentamiento en un tablero general que alimentaba la planta de refrigeración. La intervención preventiva evitó una falla masiva que habría afectado toneladas de producto en almacenamiento.
El mantenimiento como inversión
Programar mantenimientos preventivos no es un gasto: es una inversión estratégica en la continuidad, seguridad y eficiencia del negocio. Además de cumplir con normas técnicas como RETIE o IEEE, esta práctica reduce significativamente la probabilidad de fallos imprevistos, mejora la eficiencia energética y contribuye a una operación más sostenible.
En resumen, cuidar sus sistemas eléctricos hoy es proteger la operación de su empresa mañana.